viernes, 25 de abril de 2014

CON UN BOLÍGRAFO COLOR COBRE... 11

CON UN BOLÍGRAFO COLOR COBRE

Sentimientos fragmentados.

Fragmento 11.

Y todo esto causó un gran impacto en el joven, como si hubiera salido por sí mismo de un enorme bosque o como si hubiera descubierto un inmenso cementerio de razas extinguidas. La temperatura era suave, pero eso no evitaba que las gotas de sudor empaparan sus ropas, sintió miedo al pensar en la posibilidad de que detrás de cada árbol hubiera un caníbal escondido.

Era algo habitual en él, sentirse extraño ante la presencia de forasteros, pero se decidió a hablar y aunque sus palabras estaban rodeadas de cautela y prudencia, ellos agradecieron la invitación para pasar la noche y compartir la escasa cena. No había sido una acogida cálida, pero sí cortés. Sin bajar la guardia se retiró a descansar. Antes de salir el sol, observó cómo los forasteros recogían sus cosas y reanudaban el camino siguiendo el curso del río, acompañados de un fuerte viento y una lluvia torrencial.

... imágenes agolpadas en la mente... quizá algún día pueda escribir un relato coherente...

No miraba atrás, pero sentía esos ojos a su espalda cada vez más cerca. La debilidad y el hambre le hicieron caer y una sombra se le acercó, se paró a su lado. El terror se adueñó de él. Perdió el conocimiento. Su miedo, mezclado con los silbidos del viento, no le permitieron oír el canto del hechicero que en aquella lengua extraña le decía al lobo: Para, ¿no ves que tiene miedo?

Pasaban las horas, como siempre las noches sustituyendo a los días y yo aquí, sentada, escribiendo, pensando, meditando, ¿Qué haré de comer mañana? quizá haga judías, en la India se consumían hace ya miles de años y por algo los romanos se las ofrecían a los esclavos y los árabes... bueno, lo decidiré mañana.

Ahora me inundan sentimientos encontrados que pueden llegar a ahogarme, pero alguien me enseñó a crear momentos mágicos, para poder atravesarlos a nado.

Un general, un barco que zarpó o no, una princesa hindú, una ventana, miradas que se pierden, empieza a oscurecer y se modifica el paisaje, batallones de aves cruzan el cielo con precisión militar. ¿Dónde está ahora el general? Y la mujer que empezaba a sentirse libre, miró al cielo y vió cómo se deslizaba el sol por el horizonte y quiso añadir valor a los cambios experimentados, pero no la entendieron. Quiso desarrollar nuevas creencias y probar el sabor de la libertad. Se acercó a la orilla del río pero llevaba tanta agua que parecía querer desbordarse y ella, tan cerca, se moría de sed.



... continuará...

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